Estado y sintéticos: Ineficiencia Estatal
- Lab. Etnográfico
- 20 nov 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 6 dic 2019
Por: Andrés Portilla y Johann Ríos.
El consumo de drogas sintéticas es una temática de interés global debido a que jóvenes de diversas partes del mundo están coincidiendo en su uso, motivados por distintas razones. La población joven ha adquirido nuevos consumos y preferencias dada la facilidad para adquirirlos, es decir, si antes se estaba más predispuesto a escuchar y consumir los productos propios de una zona determinada, ahora la globalización ha llevado a que muchas de las prácticas tradicionales de cada lugar sean sustituidas o complementadas por nuevos tipos de consumo, como lo puede ser nueva música, formas de baile y como no, nuevas drogas. El fenómeno del consumo es una problemática que ha sido abordada de diferentes formas según el país, es por esto que se pueden comparar las medidas tomadas por un país u otro y evidenciar con qué estrategia planea hacerle frente.
En el caso colombiano, la forma en que el Estado ha enfrentado el consumo de drogas ha sido principalmente el prohibicionismo, el cual ha resultado ineficiente para combatir el problema de consumo de drogas. Se evidencia la inefectividad de las leyes por medio de un ejercicio etnográfico realizado en los rave de techno de Cali, en el cual se analizó el consumo y las razones que hay detrás de este.
Para comprender la forma bajo la cual el Estado colombiano está entendiendo y tratando el problema de consumo de drogas hay que pensar en la constitución de 1991, la influencia externa proveniente de Estados Unidos (que se vio reflejada con el Plan Colombia) y más recientemente con el Código Nacional de Policía y Convivencia. Las leyes y artículos de la constitución y el Plan Colombia, muestran que en Colombia hay un atraso frente a las políticas públicas para hacerle frente de una forma adecuada al consumo y distribución de las drogas sintéticas, por lo cual resultan siendo ineficientes.
Ahora, en la ciudad de Cali como en otras ciudades del mundo los procesos de globalización y urbanización generan unas dinámicas sociales como el consumo de drogas sintéticas, consumo de géneros musicales particulares y desapego por instituciones sociales tradicionales, como es el caso de las personas que asisten a fiestas rave y que en su mayoría son jóvenes. Dichas influencias de la globalización y de la urbanización demostradas por estudiosos de las ciencias sociales como Emilio Martínez en su libro “Urbanismo y juventud” o como Alfredo Domínguez, hacen que la población más propensa al consumo de drogas, específicamente las sintéticas, sea la juvenil. La globalización ha traído más opciones y por tanto, nuevos adeptos a todo tipo de géneros musicales y consumos. Tan solo una generación atrás era casi impensable que habría tantas opciones en un futuro cercano, por lo cual las personas se suscribían a lo que tenían a disposición, es decir, la música y consumos de sus padres y las instituciones sociales tradicionales. Es entonces la población joven la que está atravesando este cambio de disponibilidad y al parecer, esto despierta cierta curiosidad que buscan saciar a través de la experimentación.
El consumo de sintéticos sea promovido por el deseo de alterar la consciencia, por tener una experiencia musical más profunda o por puro morbo, es una experiencia que muchos jóvenes están dispuestos a realizar; una vez creada la curiosidad, no va a desaparecer por medidas regulatorias. Por tanto, resulta una tensión entre el Estado y los jóvenes, ya que las políticas públicas de Colombia además de ser ineficientes, terminan por perjudicar a la población al negarle la posibilidad de adquirir una sustancia de mayor pureza y mejor dosificada, mientras les obligan a aventurarse con sustancias del mercado negro.
Para 1986 con la ley 30 se abrió el debate sobre los consumidores de drogas, la dosis personal de drogas o sustancias como la cocaína, el hachís, la marihuana y la metacualona estarían permitidas en diferentes proporciones dependiendo de la droga. Luego, con el cambio de constitución, para 1992 se haría exequible dicha ley, es decir, dicha ley iría de acuerdo o en concordancia con la constitución actualizada.
En Estados Unidos, la regulación de las drogas se hizo bajo la idea del prohibicionismo. Debido a la cercanía ideológica de Colombia con el mencionado país y además, por la influencia de este sobre Colombia, no resultó una sorpresa que dicha estrategia arribara a Colombia en 1999 como un proyecto, enfocado en ayudar en cuestiones sociales, económicas y en la guerra contra el narcotráfico, bajo el nombre de Plan Colombia.
Más adelante, si se analiza la política nacional de consumo del 2007 no se contempla la categoría de drogas sintéticas, sino que, desde lo que se entiende por Sustancias Psicoactivas (SPA) solo se tienen en cuenta drogas como la heroína, inhalables, marihuana, tabaco, alcohol, bazuco y medicamentos de control especial (psicofármacos). A pesar, de que se tiene en cuenta el éxtasis, se dejan por fuera otras drogas sintéticas que circulan en el mercado como LSD, 2CB, ketamina, MDMA, ALD-52, NBO-me, entre otras. Lo cual refleja el poco conocimiento del Estado en el tema de las drogas sintéticas.
El panorama no es del todo oscuro, ha habido ciertos progresos como la ley 1566 de 2012 que propone entender el consumo de drogas lícitas e ilícitas como un problema de salud pública o como la Resolución 1841 de 2013 en las que se plantean metas y estrategias para prevenir el uso SPA, tratamientos de rehabilitación y planes territoriales de reducción de consumo. Sin embargo, cuando parecía que se ampliaba la visión respecto al tema aparecen nuevamente medidas prohibicionistas, como la del 2016 con el código nacional de la policía con el cual hubo grandes retrocesos, pues la fuerza pública tiene la orden de incautar y multar, nuevamente, el porte de la dosis personal. Para el año 2019 la corte declaró esta medida como inconstitucional, por lo cual no se puede multar, pero desde la rama ejecutiva de la república, en especial desde la llegada del gobierno de Duque, se buscan soluciones que terminan por criminalizar al consumidor y se toman medidas que más allá de buscar el bienestar de este, cumplen una función de generar popularidad y aprobación en la población mayor por medio de políticas populistas.
El estudio que se hizo en Cali por medio de entrevistas y observación participante muestra que son muchas las razones detrás del consumo. No hay una manera homogénea de consumir por lo cual no hay una única medida de combatir el consumo. Las personas, en especial jóvenes que no superan los 30, usan sustancias como los ácidos, el éxtasis y el popper por experimentar con la sustancia, en otros casos se realiza en los rave techno para tener una “experiencia musical completa”. Los rave son rumbas más individualizadas que la rumba común, esto es, no se depende tanto de la presencia de una pareja de baile, sino que se realiza generalmente solo, es por esto que el consumo de sintéticos es utilizado generalmente para promover una introspección y en otros casos, para generar euforia y energía necesaria para bailar por prolongados periodos de tiempo.
Existen organizaciones sin apoyo estatal como Échele Cabeza o 3C, que se dedican a informar y prestar servicios de muestreo de sustancias o a prestar una atención biopsicosocial en eventos rave, lo cual ayuda a reducir daños en la población consumidora. Estas organizaciones se piensan a los consumidores y el consumo desde otra perspectiva a la del Estado colombiano, con una visión que se correspondería más con las medidas tomadas en Portugal, un país que ha sido ejemplo por los buenos rendimientos de la despenalización de las drogas. Como lo menciona João Goulão director general del SICAD del Ministerio de Salud de Portugal en su entrevista con RT en el 2018, a pesar de que el consumo de marihuana ha aumentado, el consumo de MDMA ha logrado mantenerse bajo. Además, han logrado aumentar la edad de iniciación en la que los ciudadanos comienzan el consumo, han disminuido los usuarios recientes entre la población, hay una menor carga para sistema penal, hubo una reducción de la pequeña delincuencia adquisitiva relacionada con el consumo de drogas y ha aumentado la eficiencia de las autoridades policiales y aduaneras en el tráfico masivo.
En conclusión, las llamadas drogas inteligentes no dejan de parecer atractivas para cierta parte de la población así se cuente con medidas prohibitivas. Este tipo de medidas tratan al consumidor como alguien incapaz de tomar sus propias decisiones, además, son pensadas para un mundo que no corresponde con el actual, pues la liberación de información por internet y la globalización han creado nuevas necesidades y preferencias en las personas, especialmente en la población joven, que no van simplemente a ser olvidadas, las personas van a buscar experimentar lo que quieren sea legal o no. Al ser imposible la opción de eliminar el deseo de experimentar sustancias, sugerimos que el Estado colombiano debe llevar a cabo una regulación que no se niegue al consumo sino que busque lo mejor para el consumidor, que en vez de perseguir y criminalizar busque que el individuo realice lo que está en derecho de hacer, pero de una manera segura; el éxito de los resultados anhelados se mide en la disminución de la edad de iniciación de consumo y la disminución de muertes por sustancias impuras, no se mide por dosis incautadas y personas detenidas.
Lea el informe final en: https://drive.google.com/file/d/1Q8HspFsIazGWQuEbmPcRcLQZPheldesC/view?usp=sharing
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